jueves, mayo 30, 2019
Esta es una semana especial para los
amantes del fútbol. Hay dos partidos cruciales. Por obvias razones, uno más
“importante” que el otro. El primero, la final de la UEFA Europa League, entre
el Arsenal y Chelsea, realizada en Bakú, Azerbaiyán. Pensábamos que iba a ser
un encuentro disputado, lo que no estaba agendado era la paliza del Chelsea; el
segundo, por la final de la Champions League, en Madrid, entre Tottemham y
Liverpool.
Días atrás comenté al paso un libro de
Simon Critchley, En qué pensamos cuando
pensamos en fútbol (Sexto Piso), en donde el filósofo británico le dedica
no pocas páginas a Jurgen Klopp, entrenador alemán del Liverpool. Ahora, el
destino quiso que me topara con Un mundo
nuevo. Diario íntimo de Pochettino en Londres (Contra) de Guillem Balagué y
Mauricio Pochettino. Este es un libro orgánico, que repasa la trayectoria del
entrenador argentino en el Tottemham. Balagué consigue entregarnos un perfil
que no cae en idealismos baratos, sino que nos presenta a un personaje en toda
la dimensión de sus fortalezas y flaquezas anímicas, en la geografía de virtudes
y defectos.
Aquí hay una prosa tersa, pero como tal
no cae en el lugar común, como sí muchísimos libros de corte deportivo (algo
parecido vimos el año pasado, cuando salvo excepciones, no pocas publicaciones
peruanas futboleras cayeron presa del apuro por estar en sintonía con el
Mundial de Rusia). Se nota que ha habido un trabajo paciente, que privilegia lo
que al parecer es la piedra angular de Pochettino, con la que conduce su vida,
del mismo su trayectoria, ya sea como jugador y ahora entrenador: la claridad
en la comunicación.
Si puedes, lee este libro. No importa qué
club gane la Champions el sábado.
nulidad
Me viene bien la desconexión del mundo
virtual. Creo que a todos les sería saludable huir un toque de las vicisitudes
líquidas, inseguras y frívolas, barnizadas por el mal gusto del apuro
opinativo. Eso es lo que pasa, el apuro, la aprobación inmediata que no solo
revela vacío argumental, sino también la pobre recepción de la platea. Hay pues
una arrechura por estar y lo que es peor, cada día son más los miembros de la
recua que creen que la vida es la que se refleja en las redes. En
contraposición, la vida en serio, a saber, la que se respira en la calle, la
que se disfruta en la música y la que se siente durante la lectura, solo así se
ponen las cosas en orden y perspectiva, lejos de la mentira en la que transita
más de un huevonauta que ingresa a la nébula de la crisis existencial cuando se
percata de que su proselitismo no es nada ni bien chupa un caramelo de limón.
Pensemos en el rol de nuestros
intelectuales, y no me refiero solo a los de la aldea literaria. Pensemos en el
espectro general de lo que suponemos es la cultura peruana. ¿Habrá aunque sea
un puñado de voces que sepa exponer tangencialmente lo que las peruanas y los
peruanos de a pie sienten o piensan de sus grandes temas, como lo es trabajar
para el día, estar pendiente de los pagos crediticios, entre otras cosas? ¿En
verdad nuestros huevonautas consideran que el cierre del Congreso es un tema
medular para el grueso población, que es más práctica para detectar la
ineficiencia?
Perú nunca ha sido amable con
sus intelectuales, pero aunque sea antes había un reconocimiento nominal o de
oídas de estos. Hoy es nulo, polvo, tierra, puro huevonazo.
jueves, mayo 23, 2019
mirar el mundo
Pese a los problemas por los que
atreviese este país, no podemos negar que las cosas que suceden en él son
insumos maravillosos para toda sensibilidad creativa. Por ejemplo, lo que vimos
en abril podría incentivar una novela en la onda de la política ficción, ni
hablar de lo que imagino ya debe estar trabajándose: libros de no ficción, como
perfiles y biografías de Alan García.
Lo dicho no garantiza epifanía, la
calidad no está sujeta a las incidencias de la realidad. Sin embargo, nuestra
tradición literaria es realista y en base a ella se han edificado propuestas
valiosas. Pensemos en las poéticas de Oswaldo Reynoso, Miguel Gutiérrez, Julio
Ramón Ribeyro, M. Vargas Llosa, Fernando Ampuero, Alonso Cueto, Augusto Higa,
Juan Morillo Ganoza y algunos más. (No faltará el que reclame por las
incursiones de JRR en los terruños fantásticos, pero ese no es el mejor (ni regular) JRR.)
Por supuesto, tenemos exponentes interesantes en lo fantástico y la ciencia ficción. De este último somos testigos de una suerte de pequeña explosión editorial, al punto
que podemos llegar a tener más libros de cf que lectores de cf, Más allá de
algunos avances, los registros no realistas están en deuda y no
tendrían que estarlo, pero lo están debido a la demagogia de sus promotores,
que han instaurado una mentira: la muerte del realismo.
Días atrás estuve releyendo algunos
fragmentos de un par de novelas, ambas celebradas el año pasado y
que exhibían el rótulo del extrañamiento, la cf, lo fantástico y otras hierbas.
No voy a negar su trabajo con la escritura, pero no puedo calificar de revelador
aquello que no es más que amaneramiento verbal, imposible pasar como profundidad
lo que es un pan con manteca (el solo hecho de imaginarlo es más que
suficiente).
No soy un especialista en esos registros, pero creo que “algo” he leído de la tradición de la
que estos registros Made in Perú se
alimentan. No solo hay lejanía de sus circuitos esenciales (que se cura leyendo
bien), sino también la presencia de la lepra emocional que deviene en remedo de soberbia
imbécil, de la que tanto alardean no pocos autores practicantes del yoísmo, la
versión actual del realismo mal entendido. Hay que mirar el mundo.
martes, mayo 21, 2019
¿le creemos?
Tras años, meses, semanas y días de
silencio, Augusto Rey comienza a abordar el tema de la corrupción municipal en
su columna diaria de Perú 21. La semana pasada estuvo escribiendo de cualquier
cosa menos de la situación en la que se hallaba la ex alcaldesa de Lima, por la
que Rey es algo en la política nacional.
En los artículos de ayer y hoy, Rey saca
cuerpo de la situación, obligado por la información emitida el domingo en un
reportaje de un programa de investigación. El columnista está en su derecho de
decir su verdad, pero la proyección de la misma deja estelas de viveza y
criollada que se disfrazan de decencia. Diera la impresión que el opinólogo asumiera
la realidad desde la desconexión, como si el escándalo Lava Jato fuera un
suceso reciente y como si los chantajes tuviesen horas. Rey fue parte de un gobierno
municipal que ha estado bajo la lupa de la investigación fiscal y esto es algo
que sabe toda persona medianamente informada. Debió pues contar de esos
chantajes, tal y como lo hizo su compañero de página cuando relató que las
constructoras brasileñas lo quisieron “contactar” para conferencias muy bien
remuneradas.
A estas alturas, cuando vemos el desfile
de cadáveres políticos que se pintaban de adalides de la moral y la ética, su “verdad”
de los hechos obedece más a la estrategia tardía que a una genuina confesión.
Falta calle, y honradez con uno mismo.
martes, mayo 14, 2019
el fútbol por momentos
La semana pasada pudimos ver dos
partidazos de las semifinales de la UEFA Champions League. De los entrenadores finalistas,
llama mi atención Jurgen Klopp.
Me puse a buscar información sobre el
entrenador alemán.
Esta búsqueda al vuelo sobre Klopp me
llevó a una agradable lectura, entretenida e inteligente. Recordé que había leído
sobre él en los meses de fiebre futbolística del año pasado. Su autor no era un
“experto” en fútbol, o sea, no como solemos entenderlo: un periodista
regodeándose en el lugar común del efectismo y otras maravillas de la
deseducación.
No tardé en dar con la referencia, que
hallé en En qué pensamos cuando pensamos
en fútbol (Sexto Piso, 2018) de Simon Critchley. Se deduce que no es un
título en la onda del discurso al que el celebrado autor nos tiene acostumbrado.
Critchley aborda de manera breve muchos temas de la galaxia del fútbol, como la
figura del entrenador y la configuración del hincha, entre otros.
“¿Por qué nos gusta el fútbol?”, esta es
la pregunta que motiva al británico a entregarnos más de un pincelazo y la
respuesta no puede ser más clara y contundente: porque renueva la esperanza. El
que sienta el fútbol, no necesita que se le explique la sentencia.
De los muchos personajes que interesan a
Critchley, las páginas dedicadas a Klopp deben estar entre las mejores, en
especial cuando nos habla de la filosofía de Klopp ante el fútbol, lo que para
él es su esencia, la cual vimos la semana pasada cuando el Liverpool venció al
Barcelona: el fútbol por momentos.
jueves, mayo 09, 2019
baratos y cobardes
Las últimas noticias sobre Ollanta
Humala y Nadine Heredia confirman la obviedad. Esto me lleva a preguntarme lo
siguiente: ¿seguirán los representantes virtuales de la superioridad moral
defendiéndolos o relativizando su situación (por ejemplo, Faverón)? En lo
personal, pienso que ya es muy tarde para zafar cuerpo. No olvidemos sus
defensas de la ex pareja presidencial, mucho menos el discurso que cuestionaba
los criterios legales de la Fiscalía, poniendo en tela de juicio la imparcialidad
de esta. Tampoco se hagan los locos aquellos que apoyaron la candidatura de
Humala. ¿No era evidente acaso que la campaña presidencial del Partido
Nacionalista fue la que gastó más dinero?
Sigo: ¿qué clase de líquido (fecal)
corre por los cerebros de nuestros indignados, guachimanes que reclaman por
derechos humanos, que luchan por las injusticias propiciadas por el
neoliberalismo y otras hierbas que son pajitas de condenar?
Hace unos días hice referencia (otra
vez) a la proliferación de intelectuales baratos que pueblan el circuito
cultural peruano. No solo baratos, delatados como tales en la incoherencia,
sino que al ver expuesto su papelón, optan por la salida criolla que tanto
critican: hacerse el huevón con el tema que ahora no conviene discursear. Baratos y cobardes.
miércoles, mayo 08, 2019
épica
1973 es un año maravilloso en la
historia del rock. En lo personal, se dio a conocer un álbum que bien podría
resumir mi biografía emocional, como sin duda también la de miles. Tuve la
suerte de escucharlo a la edad indicada, digo suerte porque no siempre se
conoce gente con ánimo de compartir conocimiento y gustos, gente que nada tiene
que ver con los subnormales que cultivan el caletismo ilustrado, hoy en día en
franca desaparición gracias a Internet, aunque nunca faltan los empecinados en
la subnormalidad del caletismo, que no lo vemos en el espectro musical, sino en
los graciosos lectores sin voz (y en la vida real) que dictan cátedra en las redes
sociales.
En la mañana conversaba con un amigo
sobre la incombustibilidad de Selling
England By The Pound de Genesis. Cruzamos información sobre los álbumes del
73, año irresistible para el conocedor y que debe ser explorado por todo aquel
interesado en la buena música. Como a mí me interesa todo lo referido a las
manifestaciones culturales y políticas de los setenta, le di todos los títulos
de álbumes y películas que recordaba. Pero este de Genesis me resulta especial
debido a un par de temas, en los que no incluyo el “I know what I like”, que no
necesita de mucha presentación, los cuales han contribuido a ese proceso
personal sin fin que llamamos madurez: “The battle of epping forest” (que puede
ser un mantra en sus 11 minutos con 43 segundos de duración y que injustamente
es el gran tema olvidado de la producción) y “After the ordeal”, maravillosa
obra maestra
Se suele decir, más por ignorancia, que
el rock de antes era mejor que el de ahora. En parte puede ser cierto, pero no
hay que generalizar, puesto que hay bandas y propuestas solistas que habría que
tener en cuenta. Lo que sí veo a favor del rock de antes, es que en él había
una épica. Prueba de esa épica que oxigena a la excelente calidad musical es
este álbum de Genesis.
martes, mayo 07, 2019
recomendamos: "todo es demasiado"
Una de las publicaciones de ficción
peruana que vale la pena leer: el cuentario Todo
es demasiado (Planeta, 2019) de Christian Briceño. Los saludos que viene
recibiendo el libro son más que justificados, cosa que me alegra porque su
autor ha venido trabajando su propuesta en el más absoluto silencio, ajeno a
las tentaciones lúbricas de las redes, es decir, del aplauso que ahueva y que
ha llevado a más de uno a morar en las parcelas de la atorrancia y el no
aceptado olvido en vida.
Briceño, como poeta, ha obtenido algunos
reconocimientos importantes, pero nuestras expectativas estaban en lo que podía
hacer como narrador. Desde sus iniciales incursiones narrativas (La trama invisible y La literatura en Alaska), asistíamos a
la impresión dominante de su poética: el extrañamiento, suerte de rareza
anímica en la que descansa el trámite de su escritura.
El autor expone en los cuentos de TED, incluso en la irregularidad de
algunos, un aliento de distinción, un sello de agua que nos impide ubicarlo en
una línea determinada de referencia, o llámalo tendencia. Fíjense en cuentos
como “Los hangares vacíos”, “Timolina”, “Guapo” y “¿Por qué no me separé del
fantasma de mi esposa?”, en los que notamos una estrategia original que desafía
y derrota a la racionalidad del curso narrativo. Allí, en donde más de un
alucinado cree triunfar para luego estrellarse en el amaneramiento verbal y la
densidad inútil, Briceño alza la pierna proyectando una sensibilidad
privilegiada que le permite escribir de lo impensado y forjar de esta manera el
suceso: la sensorialidad del código pincelado por el humor y la oscuridad.
Para escribir ficción no hay que depender
únicamente de la pericia y la capacidad inventiva. Para escribir ficción uno
está en la obligación de decir cosas, detalle que no requiere de muchas lecturas,
por cierto, sino de una disposición honesta de los materiales temáticos a usar.
Como ya dije en alguna ocasión: hay que ser el autor que se puede ser y morir
en esa ley, es la única manera de llegar lejos sin traicionarse.
Once cuentos componen TED, lo ideal hubiese sido prescindir de
cuatro, pero este reparo no es más que un gusto personal. Briceño es una de las
contadas muy buenas apariciones que le ha podido suceder a la narrativa peruana del
nuevo siglo. Este título es el gratificante anuncio de una certeza: debemos seguir
su producción. No digo más. Léelo.
discurso
En estos días he vuelto a dos novelas.
Ya no recuerdo cuándo fue la última lectura que hice de ellas. Triste, solitario y final de Soriano y Corazón tan blanco de Marías. De ambas
debo escribir un discurso, que leeré en los próximos meses. Más no puedo
detallar, por el momento.
Volver a ellas también me significa
enfrentarme a recuerdos emocionales, relacionados a las circunstancias en que
las leí por primera vez. Sin duda, tengo mejor impresión de la novela del
español que la del argentino. Como fuere, ya las estoy avanzando y haciendo
notas de las mismas. Las releo con lentitud y solo me interrumpo para servirme
café o ver algunos canales de cable. Precisamente reparé en un canal, en donde
quedé hechizado por los movimientos del ballet de las ejecutantes, signados por
la sensualidad y carácter marciales.
Cerca de mí, no tenía una taza de café, sino una con leche. Un mal movimiento
de pierna hizo que la leche se rebalsara y manchara las fichas. No me hice
problemas, la leche acababa de dejar su marca en ellas y lo escrito a lápiz no
tardó en adquirir una morfología sinuosa y a la vez compacta, como si ese solo
hecho motivara la aparición de un bello ser con libre albedrío. Me quedé mirando
el avance de líquido espeso y semiblanco por la piel de la ficha. Al rato, me
puse a ver lo que seguía del espectáculo de ballet. En otra circunstancia, una
mancha en la ficha habría originado en mí una suerte de desesperación,
característica de los que padecemos de ansiedad, pero no, todo estaba tranquilo.
Ese suceso, en apariencia inane, me brindó la idea que necesitaba para direccionar
el sentido del discurso sobre las novelas que releo. Ya les contaré.
domingo, mayo 05, 2019
vuelta a vitier
Mañana de domingo. Café, pan con
salchicha huachana y maratón de maravillas wave, al menos hasta donde llegue mi
entusiasmo. El sol, pese a que me causa problemas, no solo está generoso, sino
también propicio para mi ánimo.
Sobre mi mesa de materiales, los
periódicos de días pasados, que leeré recién, y también algunos sobres manila
de últimas publicaciones. Abro algunos de estos últimos, como para seleccionar
lo que leeré, aunque veo difícil que algunos de ellos vaya a ser abordado en
las próximas horas. Felizmente, hay mucho por leer y tengo títulos que avanzo
con deliberada lentitud.
No deja de sorprender la aparición de
sellos editoriales. En parte, es positivo que aparezcan alternativas a las ya
conocidas, pero la inquietud se presenta cuando te topas con remedos de
proyectos editoriales llevados a cabo por gente que, aparte de no haber leído
más de quince libros en la vida, no tiene la más mínima idea de cómo armar un catálogo.
Hay pues dos opciones: ¿o han estafado al autor vendiéndole una realidad que no
es o el autor ha pagado la edición y al champazo el impresor de ocasión se ha
prestado a complacer al interesado sin criterio alguno, exhibiendo su cualidad
mayor: la huachafada? Si bien esta práctica era muy común hasta hace algún tiempo,
preocupa que regrese cuando se creía que esta ya estaba casi erradicada.
Vuelvo a las lecturas avanzadas. En
especial a mi reencuentro con la poesía de Cintio Vitier, a cuenta de una
antología publicada por Monte Ávila. Cuando lo leí por primera vez no sentí la
conexión que esperaba. Las recomendaciones que me hicieron del cubano no podían
ser más estimulantes, y si bien reconocía que Vitier poseía una voz poética
privilegiada, me costaba entender el entusiasmo que sí suscitaba en otros.
Decidí volver a su poesía hace algunas semanas y he ido picando de a pocos la
antología, percibiendo su evolución y cambio de tópicos. Felizmente nunca dije
algo de lo que me pudiera arrepentir después. No hay nada más ridículo que
emitir una opinión sobre una poética valiéndose de la primera impresión. Obvio,
esto solo se aplica a los verdaderos poetas.
viernes, mayo 03, 2019
preguntas
¿Por qué la poesía peruana actual no me
genera el entusiasmo de antes? No es una pregunta caprichosa, sino una que se
refuerza en cada nuevo acercamiento, en esa suerte de forzada oportunidad, a
ver si sucede el milagro. Pero nada. He leído cuatro poemarios de reciente publicación,
el más antiguo es de octubre del año pasado.
Otras preguntas: ¿en dónde queda
la poesía? ¿En qué momento la poesía quedó presa del verso inútil y la imagen
vacua, por no decir otras cosas? Me levanté con esa sensación de vacío y
decepción, y mientras paseaba a mi perro Onur por el parque, y justo en el
instante que este encontraba un celular, recibo el mensaje de un amigo al que
anoche le comenté esta inquietud. Claro, hay que tener distintas versiones de
una impresión, a lo mejor tú eres el equivocado por haber hecho de tu mundo
paralelo el real y que este debe regirse en tus leyes personales.
La impresión de mi amigo sintonizaba con
la mía.
Más: ¿qué le falta al nuevo poeta
peruano? ¿Y a qué se debe la celebración de tanta babosada? ¿Acaso los
colectivos poéticos han suplantado a los medios tradicionales de difusión de
poesía que al menos ofrecían un mínimo rigor de selección? ¿Por qué se teoriza
tanto el poema y no dejan que el poema se defienda solo? ¿Cuál es el motivo que
obliga al poeta a convertirse en un lobby man o en una lobby girl? ¿En qué
momento el poeta asumió el hecho de que comportarse como un imbécil es ser
original? ¿Por qué los poetas hablan como buenos cuando su poética no es más
que olvidable balbuceo?
Pero no soy un pesimista total. Me
esperan cinco poemarios más. Ya les cuento, si es que vale la pena hacerlo.
miércoles, mayo 01, 2019
intenso mes
Abril ha sido un mes intenso, sucedió de
todo. Cuando ya nada hacía presagiar una hecatombe, ocurre lo impensado, aunque
como tal no sorprenda: Miguel Atala declaró que el dinero que recibió de
Odebrecht era para el expresidente Alan García.
Una situación como esta pone contra la
pared a los iluminados que no dudaron ensalzar la figura de uno de los “insignes”
ladrones que ha tenido la historia peruana. Faltó poco para que lo posicionen
como un gran estadista. Lo de Atala destruye la romantización que pretendía
hacerse de un tipo que con desparpajo vociferó, hasta el final, inocencia y persecución
política.
Así gusten o no los métodos usados por
el Equipo Especial Lava Jato, estos vienen dando resultando y, en especial,
muchas luces sobre la podredumbre política en el poder en los últimos treinta
años. No hay que pensarlo mucho: estamos siendo testigos de destapes históricos
de los que vamos a tener que aprender. El mensaje no puede ser más claro: tarde
o temprano, la pendejada y variantes se pagan.
Tengo no pocos amigos y conocidos
apristas. No me burlaré de ellos, guste o no, el APRA es uno de los mayores partidos
políticos del país. No sería exagerado pensar en su desintegración, con mayor
razón tratándose de una agrupación que nunca ha dejado de depender de una
figura tutelar. Sin embargo, es también una oportunidad de cambio, aunque
parezca ingenuo barajar esa posibilidad, pero nada está dicho. Lo que sí es cierto
es que Perú se libró de un peso dañino y nocivo. García usó la política para
mentir y robar. Decir lo contrario resulta indefendible.